#cooperacionESdesarrollo
By Virginia
Estos días la Cooperación Española celebra la creación hace 25 años de la AECID, el organismo gubernamental que gestiona parte de nuestros impuestos destinados a luchar contra la pobreza en los países en vías de desarrollo.
El desastre ocurrido en Filipinas la semana pasada, ha devuelto a nuestra sociedad las ganas de compartir, lo poco o mucho que tengamos, con quienes de un plumazo lo pierden todo. Ya dicen las ONG que España dona a golpe de emoción, y es más fácil identificarse con una emergencia rápida y mediática que con una crisis crónica, como la del Sahel, o una democracia débil, como en muchos de los países con los que cooperamos. Pero al menos, ahora que parecía que habíamos olvidado que vivimos en un mundo interconectado, y que ayudar no es sólo una cuestión de ricos, sino de justicia social, la opinión pública parece que dice que la cooperación si le importa.
Y es que últimamente en el discurso mediático y en nuestro imaginario colectivo, se estaba enfrentando a los pobres de aquí con los de allá, en una batalla imaginaria entre pensiones o cooperación. Y eso que nuestra Ayuda Oficial al Desarrollo está muy lejos de alcanzar el acuerdo de mínimos que fue destinar el 0,7% del PIB a esta misión y la menguante cantidad del dinero que la Aecid destina a luchar contra la pobreza apenas tendría impacto en la recesión aquí.
Pero, en los países de destino, los resultados que se consiguen con el dinero público destinado a luchar contra la pobreza se miden en millones de vidas salvadas. Y aunque aún hay margen para mejorar la transparencia o la gestión, durante estos años de trabajo en varias ONG y en la AECID, no he hecho sino convencerme de que ésta es una política pública que, a pesar de su juventud (en los 80 aun éramos receptores y no donantes)y sus correspondientes errores, consigue resultados.
Hasta el 6 de enero se exhibe en el Conde Duque de Madrid la exposición “cooperación ES desarrollo”, una muestra planteada como un acercamiento al ámbito de la cooperación que no está dirigida exclusivamente a un público especializado, y que por ello os animo a visitar. Allí se recogen casos de éxito, como el de La Chureca en Nicaragua, las mujeres de la fresa de Marruecos, el Centro de Investigación en Malaria de Mozambique, el centro nutricional en Níger… que están transformando vidas.
Como dice Gioconda Belli en el catálogo de la exposición en el que he tenido la suerte de participar, esta solidaridad generosa, esta presencia viva crea un espacio real para la esperanza. Es un magnífico ejemplo de cómo la cooperación puede, desde las huellas de Acahualinca hasta el vuelo de la poesía hacer una huella profunda e inolvidable que marque el camino hacia el mundo más justo que todos anhelamos para el futuro.
¡Felicidades, cooperación, (aunque ojalá que no tuvieras que cumplir otros 25)!