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¿Conoces La Rioja?

Este fin de semana hemos vuelto a correr por las calles de Logroño. Citas diversas y la XXII Media Maratón de la Rioja disputada el domingo, han sido una buena excusa para ello.

Briones

El Ebro a su paso por el bello pueblo de Briones

Hace mil años que nos fuimos, pero no suele pasar demasiado sin que nos dejemos caer por allí. La familia, las amigas, las raíces… tiran de nosotras de vez en cuando y aunque viajar ya no sea tan fácil como antes, no nos podemos resistir. Y mira que hay paisajes que nos gustan, pero no hay nada igualable a la entrada en La Rioja tras Pancorbo, las viñas, los campos, sus montes… sea la estación que sea es especial.

Esta pequeña y tranquila comunidad a veces es la gran desconocida. Puede que sea por la sencillez de sus gentes, poco dados a la grandiosidad. O porque no tiene mar, o porque nuestros buenos vecinos se han sabido promocionar mejor. Por eso, y porque sabemos de sus tesoros escondidos más allá de sus cepas, nos encanta descubrírsela a nuestros amigos, animarles a ir, y recomendarles rutas que combinan naturaleza y deporte con la inexcusable cita con el vino y la comida del lugar. Y escuchar a la vuelta su sorpresa y sus ganas de regresar.

Pocas cosas hay más agradables que el encuentro con las amigas, ya sea dando un paseo por el entorno natural de La Grajera, o alrededor de una buena copa de vino. Si es en la calle Laurel, (la senda de los elefantes la llaman, por la “trompa” con la que algunos salen), nos solemos parar en el champi del Soriano, los huevitos del Laris, la tortilla del Sebas, o la cazuela de caparrones del reconvertido en tapas Cachetero. Cuando no se puede ni pasar, a los de toda la vida nos los encontramos en la calle San Juan. Para comer sentadas, la mejor carne de la ciudad en el Egües, y un nuevo concepto en el Tondeluna, el hijo pequeño del Echaurren de Ezcaray.

Desde que hay niños, las veladas más largas las hacemos en casa, también porque (por supuesto :-)), la cocina de nuestra madre no tiene nada que envidiar. Los menús de estos días: las primeras pochas y las últimas alcachofas de la temporada, espárragos naturales y chuletitas sin sarmiento pero de lechal. Y esta vez, por variar, hemos catado unos estupendos blancos D.O Rioja. Nunca es tarde para dejarte sorprender por los frutos de esta tierra.

Logroño es una agradable ciudad, el Ebro baña sus márgenes, y tiene una variada oferta cultural y comercial. Y La Rioja es mucho más; como es una comunidad pequeña, a un paso hay rutas de senderismo, en la Sierra Cebollera o el Valle del Cidacos. Pistas de esquí, en Valdezcaray. Y todo lo relacionado con el enoturismo en los alrededores de Haro o en la zona alavesa. Los más prestigiosos arquitectos del mundo han hecho en los últimos años de las bodegas monumentos dignos de visitar, ¿será porque quedaron prendados de códices y dinosaurios, que también te puedes encontrar?

Bueno, pues que a la vuelta la morriña obliga, y a estas dos riojanas les apetecía contaros por qué nuestra tierra es algo especial. Os esperamos por allí, no dejéis de avisar.

Carlota y Virginia

Carlota, en el centro, en la salida de la Media Maratón de La Rioja. ©El Correo